Los puntos de fragilidad del sector del agua principalmente en algunos países de Latinoamérica son numerosos y Europa no se salva de esta situación: atraso de la infraestructura, distribución desigual del agua, altas pérdidas de la red, alta fragmentación territorial y de gestión, falta de plantas de purificación, desperdicio incontrolado, precios inadecuados, escasez de recursos financieros, y por si fuera poco también el impacto creciente del cambio climático.
Una asociación de empresas llamada “Utilitalia” ha analizado 54 empresas que atienden a más de 30 millones de personas, descubriendo que la tasa media de dispersión en el Norte es del 26%, en el Centro y en el Sur del 46%.
Las tuberías viejas y los sistemas mal mantenidos y monitoreados a menudo corren bajo tierra. El 60% de las infraestructuras se tendieron hace más de 30 años (70% en grandes núcleos urbanos) y el 25% tienen más de medio siglo (40% en grandes ciudades).
La emergencia, hoy y para los próximos años, es la combinación de estos factores: consumo creciente y menor disponibilidad de agua, menos diluida y por tanto con mayor riesgo de contaminación.
Sin embargo, resulta paradójico registrar una crisis hídrica en un país cuyos recursos hídricos renovables totales se estiman en torno a los 168.000 millones de m³, cifra superior a la de países como Gran Bretaña y Alemania.
Italia también puede contar con uno de los sistemas de reserva de agua más importantes de Europa que consiste en glaciares 53.64%, lagos y embalses 26.2%, arroyos 12.2%, acuíferos 8%, agua desalada 0.1%.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible
A este escenario nacional se suma la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un programa de acción suscrito por 193 países miembros de las Naciones Unidas que establece 17 macrometas a alcanzar al 2030 para asegurar un desarrollo justo y ecológico de nuestras sociedades.
El camino establece metas ambiciosas en muchos frentes. El objetivo 6 se refiere al uso y salvaguarda de los recursos hídricos.
Entre sus puntos se encuentran el acceso universal y seguro al agua potable, la protección de los ecosistemas relacionados con el agua y una mejor gestión de los recursos hídricos. En particular, algunos de los objetivos abordan explícitamente las aguas residuales y la eficiencia del agua.
El primero es mejorar la calidad del agua para 2030 mediante la eliminación de los vertederos, la reducción de la contaminación y la liberación de productos químicos y desechos peligrosos, la reducción a la mitad de la cantidad de aguas residuales sin tratar y el aumento significativo del reciclaje y la reutilización segura a nivel mundial.
El segundo objetivo es aumentar la eficiencia en el uso del agua en todos los sectores para 2030 y garantizar suministros y adquisiciones sostenibles de agua potable para abordar la escasez de agua y reducir sustancialmente la cantidad de personas afectadas por ella.
Finalmente, implementar la gestión integrada de los recursos hídricos en todos los niveles, incluso a través de la cooperación transfronteriza, para 2030, según corresponda.
El valor de la información
En América latina el control, mantenimiento remoto y el monitoreo de datos para el transporte y la distribución de agua aún deben desarrollarse y estandarizarse en gran medida. En este escenario la intención de SENECA es asegurar el conocimiento en tiempo real de los datos disponibles y así ofrecer nueva información y oportunidades económicas concretas.
Sin una información correcta no es posible reconocer a tiempo los signos de una crisis de agua y poner en marcha las intervenciones adecuadas. La disponibilidad de sistemas de adquisición de datos y control remoto, debidamente dimensionados y verificados, es un requisito previo para la detección continua de medidas en campo y la transmisión de datos a los centros de control y supervisión.
En materia de gestión de la información, el control remoto de las principales variables del proceso del agua es un apoyo fundamental en los procesos de toma de decisiones para la gestión del territorio, mantenimiento y emergencias.
Hoy, con la llamada revolución digital, entran en juego las tecnologías inteligentes más avanzadas, como el Internet de las Cosas, las plataformas en la Nube, así como el creciente flujo de información determinado por el Big Data desde territorios, instituciones, empresas y ciudadanos.
Estas tecnologías tienen el poder de informarnos y hacernos saber en tiempo real cuánta agua consumimos, cuánta desperdiciamos, cuánto contaminamos.
Siempre debemos tener en cuenta que la información que adquieren las plantas en las que se basan las actividades de control, análisis y seguimiento, proviene de señales y mediciones en campo.
El primer ingrediente de nuestra receta, por tanto, sólo puede ser la correcta y sistemática adquisición de datos.
Ahorro real para su industria
Frente a numerosas innovaciones técnicas y organizativas, los beneficios a corto plazo incluyen una mejor gestión de fugas y presiones de red, gestión automatizada y remota de operaciones con SCADA y bases de datos compartidas. Estos últimos permiten una mayor productividad y ahorros en el mantenimiento programado o preventivo y una mayor eficiencia general a través de la compilación adecuada de los datos resultantes sobre los balances de agua.
Cuando las bases de datos de los parámetros clave del agua se comparten entre las empresas de servicios públicos y los organismos de gestión de manera transparente y colaborativa, sería posible dar un salto cualitativo adicional en el análisis de datos, la contención de los costos de gestión y la prevención de crisis del agua. Al mismo tiempo una difusión pública de información, por ejemplo a través de canales web, permitiría informar e involucrar a los ciudadanos, aumentar el sentido de participación, cambiar hábitos de consumo.
Desde el punto de vista de los gestores, los ahorros resultantes de la adopción de estas tecnologías también se traducen en formas gerenciales-administrativas: desde la mejora de la contabilidad financiera hasta la recuperación de pérdidas y desperdicios, desde la racionalización de recursos hasta la gestión de dispositivos móviles o intervenciones remotas por parte del personal operativo.
El papel de los datos y la colaboración con los integradores de sistemas
En el proceso de evolución hacia la Industria 4.0, las utilities participan en primer lugar por su rica dotación de sensores y dispositivos ubicados en el territorio: desde contadores inteligentes de redes de distribución de energía, desde control de tráfico hasta sistemas de recogida de residuos urbanos capaces de comunicarse con los vehículos. , hasta la infraestructura de alumbrado público, calefacción urbana y seguimiento de consumos gestionados con sistemas de eficiencia energética.
En estas áreas, SENECA ha desarrollado soluciones de excelencia dedicadas a la recopilación de datos, alarmas, control remoto, asistencia remota y ahorro de energía, para convertirse en uno de los pocos fabricantes italianos en el campo.
Mediante el uso de plataformas emergentes basadas en tecnologías en la nube, los dispositivos y sistemas VPN, IoT, M2M, SENECA permiten a los usuarios y gestores racionalizar recursos y monitorizar plantas de forma sencilla y económica. Con el enfoque 4.0 de SENECA aplicado al territorio, se crea valor agregado más allá de los límites de las instalaciones.
El valor se logra adquiriendo, intercambiando y compartiendo datos a través de sistemas de comunicación confiables.
Otro aspecto fundamental para SENECA en un mercado cada vez más difícil y competitivo es facilitar el encuentro con los integradores de sistemas del área para el desarrollo de casos innovadores.
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